Titixe: en la tierra de los tiempos
- Casa Negra
- 1 may 2019
- 5 Min. de lectura

En Titixe (2018), la directora Tania Hernández Velasco utiliza el abandono del
campo como pretexto para hablar sobre dos tiempos (pasado y presente) que se
contraponen, se encuentran y se integran en un afán de la autora por redescubrir
sus raíces y conciliar con ellas.
Puebla, México. Cuando el último campesino de una familia muere, también lo
hace su conocimiento sobre el cultivo de frijol. Su hija y su nieta (la propia
Hernández Velasco) intentan reactivar el terreno familiar para evitar que la abuela
lo venda. Ambas buscan reconectar con aquel hombre mientras la siembra crece.
El pasado y el presente son abordados formalmente por la directora mediante
relaciones de oposición. Estas se vuelven frecuentes a medida que el documental
avanza y crean momentos de gran belleza nostálgica.
La película comienza con un gran plano general donde se puede ver el campo de
cultivo en el que destaca al centro un árbol guaje en oposición al cielo. Tanto el
guaje como el cielo tienen significados ambivalentes: el primero representa lo
terrenal y el presente, mientras que el segundo simboliza lo espiritual y el pasado.
Así, vemos que desde el inicio la autora establece las relaciones terrenal-presente
y espiritual-pasado, las cuales rompe más adelante. En adición, pone en escena
otros dos elementos: el agua y el fuego. El primero, marca el inicio del ciclo de
cultivo y la búsqueda del abuelo; el segundo, indica el final de ese ciclo y el inicio
de otro en el cual quedan vestigios del anterior. En este punto, el título cobra
sentido. Titixe es una palabra de origen náhuatl que se refiere a los restos que
quedan de algo. De hecho, casi al final del documental, la abuela menciona que
una vez levantada la cosecha las personas entran al terreno para recoger el
“titijito” (aquello que queda de la siembra). De forma análoga, la directora y su
madre intentan recolectar los remanentes de su pasado.
Más oposiciones. El documental también cuenta con un gran número de planos
detalles de las plantas de frijol, el guaje, el suelo, los animales, los insectos, los
charcos y las semillas. La mayoría se encuentran desenfocados o
sobreexpuestos. No están por casualidad, sino que aluden a las memorias de la
directora y su madre: imágenes borrosas del pasado, casi ensoñaciones. Por otro
lado, también hay varios primeros planos de los familiares del fallecido, tan nítidos
como el presente.
Las oposiciones continúan. Escuchamos por primera vez a Hernández Velasco en
voz off mientras vemos un plano entero del guaje, viejo e imponente. La voz está
en el presente, pero el plano contiene una imagen que remite al pasado. Hay dos
lecturas posibles: la primera, ella se aferra al recuerdo del abuelo como el longevo
guaje a la tierra; la segunda, la nieta terrenal busca al abuelo espiritual. Algo
similar ocurre cuando escuchamos en un segundo plano sonoro la canción Flor de
Capomo mientras vemos a las plantas de frijol “bailar” al compás; sin embargo,
aquí la función es inversa, la música está en el pasado y la imagen en el presente.
Ahora el pasado es presente. Si existe una transición entre los tiempos, significa
que en un momento ambos se encuentran. La convergencia está dada por la
conjunción de los elementos visuales y sonoros: existen las relaciones
sonido-presente, plano-pasado, sonido-pasado y plano-presente, pero el
encuentro de los tiempos se centra solamente en las relaciones
sonido-presente/plano-pasado y sonido-pasado/plano-presente. Esta
estructuración de los recursos formales permite a la directora evocar a su abuelo.
El guaje es un motivo constante. La directora no ve en él un vestigio del abuelo,
sino su manifestación. Está sugerido por primera vez en un plano general, donde
la sombra de Hernández Velasco se proyecta en el árbol: nieta y abuelo se
reencuentran. Así, el guaje se resignifica, pasa de lo terrenal-presente a lo
espiritual-presente; el abuelo está en el centro del campo, vigilante. Según la
abuela, las lluvias de octubre destruyeron los cultivos de los campesinos vecinos,
pero las aguas nunca llegaron a su terreno: “Era como si él estuviera cuidando de
nosotros”, afirma.
Titixe fue proyectado por primera vez en el marco del XIII Festival de Cine de
Roma, llevado a cabo el año pasado. En conferencia de prensa, Hernández
Velasco afirmó que se trató de un proyecto personal que responde a un deseo
incumplido de su abuelo, quien siempre quiso ver a sus hijos dedicarse al campo.
Desde luego, ella explora y describe al campo a través de la cámara, pero no es el
tema principal de su más reciente trabajo. La verdadera preocupación de la
directora es el paso del tiempo y el conocimiento que se pierde con él. Un análisis
sociológico del documental podría afirmar que en él se retrata uno de los grandes
problemas de México: la crisis agrícola a consecuencia del abandono del campo.
No obstante, los recursos visuales y sonoros están estructurados para mostrar y
retratar tanto pasado como presente.
Aunque Titixe es su primer largometraje y su trabajo más íntimo, Hernández
Velasco retoma inquietudes presentes en sus tres cortos documentales previos: el
abandono del lugar de origen y sus consecuencias (Flights of a Feather, 2013); los
vínculos entre el ser humano y los espacios (Playing 25, 2013); y las
ensoñaciones como problema formal (Hace mucho que no sueño que vuelo,
2014). Por otro lado, también existe un parentesco espiritual con otras dos
películas mexicanas: Nkwí nayá tónko: compromiso de palabra (Ismael Vásquez,
2016), documental que habla sobre un viejo flautista que suele tocar en las
ceremonias de su comunidad y cuyo temor principal es que ningún joven quiera
seguir sus pasos; y El Ombligo de Cocoshle (David Martínez, 2016), documental
que relata el retorno de una señora de 88 años al sitio donde enterró su ombligo.
“Es una historia íntima y a la vez universal”, dijo la directora también en
conferencia de prensa. A lo largo de Titixe, vemos primerísimos primeros planos
de pies y manos que entran en contacto con la tierra. La intimidad se encuentra
tanto en los recuerdos de la autora como en sus reflexiones formales sobre el
tiempo; la universalidad, en el origen que todos tenemos en común. Hernández
Velasco ya lo puso en manifiesto: “todos venimos de algún lugar y muchos lo
hicimos del campo”.
Por Jetsael Villegas
Referencias
1. Hernández, Tania. “Titixe”. Página oficial de Tania Hernández Velasco.
Web. Consultado el 28 de enero de 2019 <https://www.taniahernandezvelas.co/TITIXE>
2. Pérez, Ernesto. “Titixe de Tania Hernández Velasco y el olvido del campo
mexicano”. Sudámerica Hoy. Publicado el 28 de octubre de 2018. Web. Consultado el 28 de enero de 2019 <http://sudamericahoy.com/pais-mexico/titixe-de-tania-hernandez-velasco-y -el-olvido-del-campo-mexicano/>
3. “El ombligo de Cocoshle”. Ambulante. Publicado en marzo de 2017. Web.
Consultado el 28 de enero de 2019 <https://www.ambulante.org/documentales/el-ombligo-del-cocoshle/>
4. “Llevan Titixe a Roma”. El Mañana. Publicado el 27 de octubre de 2018.
Web. Consultado el 28 de enero de 2019 <https://www.elmanana.com/llevan-titixe-roma-mexico-directora-pelicula/46 25302>
5. “Nkwí nayà tónko: compromiso de palabra”. Ambulante. Publicado en marzo
de 2017. Web. Consultado el 28 de enero de 2019 <https://www.ambulante.org/documentales/nkwi-naya-tonko-compromiso-de -palabra/>
6. “Presentan en Festival de Cine de Roma la cinta mexicana Titixe”. El Ojo
Poblano. Publicado el 27 de octubre de 2018. Web. Consultado el 28 de enero de 2019 <https://elojopoblano.mx/presentan-en-festival-de-cine-de-roma-la-cinta-mexicana-titixe/#disqus_thread>
Ficha técnica de la película
Título original: Titixe
Dirección: Tania Hernández Velasco
Año: 2018
País: México
Guion: -
Fotografía: Tania Hernández Velasco
Edición: Tania Hernández Velasco y Eduardo Palenque
Productor: Tania Hernández Velasco, Rosa Galguera, Iván Lowenberg, Nael Gharzeddine
Reparto: Yolanda Velasco, Concepción Juárez, Abel Velasco, Abel Velasco Orea
Música: Jorge Bolado
Sinopsis: El último campesino de una familia mexicana ha muerto y con él se ha
ido toda sabiduría para trabajar la tierra. Sin experiencia agrícola, su hija y su nieta
intentarán una última siembra.
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