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El Ciclista

  • Foto del escritor: Casa Negra
    Casa Negra
  • 16 ene 2019
  • 2 Min. de lectura

Para cubrir los gastos médicos de su esposa, un trabajador refugiado busca que lo

contraten. El hombre, no corriendo con fortuna, sube a una bicicleta en un

espectáculo inmoral. Sin poder parar y en ocasiones con los ojos cubiertos, el

hombre es a veces admirado y también motivo de pena. Orgullo de quienes

continúan frente a la vida sin doblegarse, le son arrojadas flores de elogio;

desventura de los apostadores, quieren envenenarlo. El dueño del espectáculo

invita a todos, quienes ven el camino del hombre lleno de tabiques y carretas-

obstáculo. No obstante, una caravana sale por la ciudad con él al frente.

Esta es la historia de Nasim, que durante siete días debe montar una bicicleta

para ganar dinero.



El sexto filme de Mohsen Makhmalbaf es un drama de la explotación. Sometido a

pruebas y experimentos, Nasim no disminuye el andar, sino que un motivo lo

trasciende sin importar las humillaciones.


Contada con simpleza, esta historia no sólo juzga la apatía de un Estado que

omite ayudar a quienes más lo necesitan. Al mismo tiempo ofrece una crítica de

los empleadores y jefes, quienes mienten para conseguir que sus trabajadores

refugiados pongan más esfuerzo. La desesperación es tal que algunos se

acuestan debajo de las ruedas de un camión para fingir que quieren suicidarse y

así conseguir dinero.


Tornándose más y más difícil el espectáculo, Makhmalbaf devela un aspecto

importante de la condición humana. Destinada a la explotación -incluso en forma

de entretenimiento- la humanidad juega con las emociones más sensibles de los

menos privilegiados. Con el fin de obtener ganancias, no hay impedimento moral.

El menos privilegiado es capaz de entregar sus bienes más preciosos, mientras

que los doctores, secretarios y cónsules que vemos, piensan que debe ganarse

más a toda costa. A costa de la salud, la dignidad y lo que es correcto para Nasim.

Este espectáculo circense al que se entrega, si bien es el goce más oportunista de

los apostadores, también es, por otro lado, una búsqueda. Una asunción de fe y

esperanza de los pobres y enfermos.


La mentira, que de tanto repetirse crea una verdad entre los espíritus frágiles,

ávidos de verse reflejados, es, en cierta manera, lo que nos mantiene al velo de la

ficción.



La empatía que nace de nosotros, no es consecuencia de un razonamiento sobre

los conflictos de Oriente, ni sobre el grave problema migratorio que afecta a más

de un país. La empatía nuestra nace del silencio de Nasim, de su voz tímida y

abnegada, expectante del maltrato.


Es el viaje, aunque conocido y repetitivo, lo que nos conmueve.

Años después, Hossein Zabzian robaría la identidad de Mohsen Makhmalbaf y

sería llevado a juicio en la magnífica Close Up (1990), de Abbas Kiarostami. En

esta docuficción no sólo se haría alabanza del poder del arte, sino también de El

ciclista y de la obra de Makhmalbaf, referente necesario del Nuevo Cine Iraní.



 
 
 

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