Ingmar Bergman y el advenimiento de la locura en Alemania
- Casa Negra
- 10 sept 2019
- 2 Min. de lectura
Por Eduardo Carrasco Díaz.
“Despierto de un pesadilla y descubro que la vida es peor que el sueño”
- El huevo y la serpiente (1977).

Tras la firma del Tratado de Versalles, Alemania se vio sumida en una dura crisis económica que llevó a la población germana a vivir uno de los episodios más duros de su historia. El desempleo y la inflación generaron un clima de desesperación social. La violencia y la locura se volvieron parte de la dinámica colectiva de los alemanes. Esos hechos son retratados con singular genialidad en el largometraje El huevo de la serpiente (1977) de Ingmar Bergman. El largometraje de Bergman se enfoca en el año 1923 en donde se narra la vida de Abel, un trapecista estadounidense, que sufre una crisis existencial después del suicidio de su hermano Max. Abel (David Carradine) busca consuelo en su ex cuñada Manuela (Liv Ullmann) quien también siente culpa por la muerte de su ex esposo. Gradualmente, a lo largo del film, la razón de Abel se quebrará. Desde esa perspectiva, el entramado visual de El huevo de la serpiente muestra como existe en los personajes un sentimiento de derrota, una irremediable sensación de caída en espiral que lleva hacia el mal y la locura.
Asimismo, la degradación moral de una nación también se muestra, poco a poco, en el viaje dantesco que el personaje de David Carradine realiza de forma errática por las calles de Alemania. En ese recorrido, el espectador es testigo de toda la miseria y podredumbre que se vivió durante los años veinte. En cada avenida y cada lugar, por donde Abel pasa, se revela la manera en que los alemanes cometen los actos más viles en pos de su sobrevivencia, como por ejemplo: la violencia desmedida de los soldados hacia la población civil o el descuartizamiento de un caballo en vía pública por parte de personas que no tienen que comer.
Nazismo y locura colectiva
La Historia se ha preguntado muchas veces cómo es posible que haya triunfado el nazismo en Alemania. En ocasiones, los especialistas achacan la victoria de esa doctrina política a la genialidad de un solo individuo.
Sin embargo, es necesario hacer ver que el ascenso de Hitler como canciller alemán está relacionado con el ánimo social que imperaba en la época, en donde el miedo hizo que las personas sostuvieran en el poder a un personaje que les diera estabilidad económica y les prometiera un nuevo futuro, sin importar el sacrificio de su propia libertad.

Esta idea es muy bien explicada en el diálogo que sostienen Abel y el doctor Vergerus, en donde este último señala que el miedo de las personas hará que las siguientes generaciones elijan a un líder que los guíe hacia nuevos caminos de sin razón y caos.
En conclusión, el cine de Ingmar Bergman es una constante discusión existencialista. El huevo de la serpiente así lo demuestra. Este filme se concentra en captar el envenenamiento social que vivió un territorio derrotado por la guerra. Asimismo, es un cuestionamiento crítico a la historia alemana del siglo XX, en donde la violencia y la muerte marcaron a toda una generación de personas.
Excelente argumento para la comprensión de los factores sociales y económicos que gestan movimientos políticos y la emergencia de mesias hechos a instancias de sus necesidades.